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lunes, 15 de diciembre de 2014

lo efímero


"Estoy tratando de decirte que
me desespero de esperarte
que no salgo a buscarte porque sé
que corro el riesgo de encontrarte."
JOAQUÍN SABINA

"Luego se me ocurrió algo extraño: que no debía olvidar esa escena; (...) que debía buscar el detalle más bello y hacerle una foto mental, una foto de ciego; que algún día entendería yo por qué. Cerré los ojos, como imitando al viejo fotógrafo, como si con eso bastara, como si mis párpados fueran el obturador y con sólo cerrarlos se fijara una imagen."

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: fragmento de la novela "Monasterio" de Eduardo Halfon

lunes, 8 de diciembre de 2014

la flor del granado


Plántame
todas tus flores
en el vientre.
Recógeme
después
el sexo y
el pelo.
Y cuando
hayas
terminado
con mi primavera,
hazme
también
el verano.

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto:Yolanda Saenz Tejada


lunes, 1 de diciembre de 2014

guirnaldas de llanto


Pequeño vals vienés

En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.

Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.

Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.

En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.

Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals del "Te quiero siempre".

En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orilla tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.


Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Federico García Lorca



lunes, 24 de noviembre de 2014

cuentos


SÉ TODOS LOS CUENTOS

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.


Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: León Felipe

lunes, 17 de noviembre de 2014

la veleta


No te quejes de mis vueltas
y de no encontrarme nunca
cara a cara:
el huirte es obediencia.
Y si mi alma no te está
nunca quieta,
no la llames volandera:
fidelidad te he jurado
-yo de hierro, tú de aire-
de veleta.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Pedro Salinas

lunes, 10 de noviembre de 2014

aburrimiento


"Grandes son las satisfacciones de la vida laboriosa, holgada y tranquila, pero aún mayor es la atracción del abismo."

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: D. Buzzati

lunes, 3 de noviembre de 2014

la palmera


"Es una antorcha al aire esta palmera"
Miguel de Unamuno

La palmera levantina,
la columna que camina.
La palmera... la palmera...

La palmera levantina,
la que otea la marina,
la mediterránea era.

La que atrapa la primera
ráfaga de primavera,
la primera golondrina.

La que araña los luceros
y se ciñe los encajes de las nubes
a los zancos datileros.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Miguel Hernández

lunes, 27 de octubre de 2014

los tacones


Aquí en Madrid me lo callo, porque decirlo no es muy levantado para una mujer, pero no era otro mi sueño, allacita en Morazán, que comprarme unos zapatos de tacón de aguja. ¿Me creerá vos si le digo que caminaba como totoreca los treinta kilómetros hasta la capital, sufriendo guardias de horas, solo por revolver en las papeleras de los millonarios? Todo eso hacía y algotras que no cuento por conseguir un número de Elle o Cosmopolitan. ¡Si me viera, después de quitar peladuras de tecomate y restos de tamales, recortando con tijeras de cardar ovejas las últimas tendencias de Milán y París! Las amigas se reían de mis ínfulas y me llamaban Marcela Preaporté; a mí me daba igual, pero me encachimbaba reconocer que tenían razón. Bien mira-do, ¿en qué cabeza entraba que pudiera comprarse los zapatos de la Keit Mos una pobre guanaca como yo, que no untaba más salsa que la del hambre?
Por eso, despuesito de llegar a Madrid, al conseguir el primer trabajo en Goya, me faltaban dedos en la mano para contar los días hasta la primera nómina. No me importó que los jefes me hablaran golpeado, ni que algún hijueputa me pellizcara en el culo, ni que todos me mirasen raro cuando el conserje echó en falta su cartera (apareció más tarde, se la había dejado en casa, qué gracia), ni que a la mínima queja el de la eteté me recordara el pequeño fleco que faltaba para legalizar mis papeles: nomás recibir la nómina, decidí comprarme los zapatos de mis sueños. Y no era cualquier sueldo, no, que eran setecientos euros, ¡setecientos euros por trescientas horas de nada, que en Morazán eso no se levanta un teniente!
Con esta sola idea en la cabeza, vestida con la ropa que me daba mejor fachenta, agarré mi bolso y me planté toda fufurufa en la primera zapatería de la calle Serrano. Como su puerta no se abría, hube de llamar a un timbre, teniendo aquel día primera noticia de tiendas con timbre. Pero nomasito cruzar, ¿qué le diré? ¡Púchica! ¡Pues no me sale a recibir un jovenzón con unos dientes que ni en Jolibú! Era un morenote con dientes y tantos dientes, no es un exagere, y con un tono de voz tan chévere, como de zumo de papaya, que, casi sin darme cuenta, sentí un fuerte temblorcito aquí dentro del corazón.
A partir de ahí me falla la memoria: no recuerdo cómo supo que me llamaba Marcela, ni quién le dijo que era de Morazán. Sin tiempo a pedirle ningún zapato, él me los fue sacando, y no permitió que yo hiciera nada, no: con sus propias manos me los calzaba, mientras me seguía hablando dulcito y enseñaba dientes, muchos dientes. Sí sé que, tras envolverme aquel rojo con tacón de once centímetros, me pidió la dirección y mi fecha de cumpleaños. ¿Vos se lo puede creer? ¡Mi cumpleaños! Salí de la tienda bola de alegría, con los ojos como dos estrellas pispileantes, y no me importó haberme gastado sesenta euros más de los que imaginé, porque estaba enamorada, ¿sabé?, enamorada, y solo faltaban tres meses para mi cumpleaños...
Pasé ese tiempo entre hojas de calendario. Me latía muy dentro que esta vez era un amor para toda la vida. Cuando llegó el día, me notaba como puma detrás de la presa. Abrí el buzón. Allí estaba la carta. Esto decía:
MUY ESTIMADA SRTA. MARCELA SÁNCHEZ MONTERROSA:
Calzados Xarmant se complace en felicitarle su onomástica y le adjunta el catálogo de la nueva colección
Sentí como una patada de mula en la trompa, como si un veneno me fuera cayendo en picada hacia la tripa y luego se levantara hacia la cabeza. De un pestañazo lo comprendí todo: aquel tono, aquel lambisconeo, aquellos miles de dientes. ¡Comedia, purita comedia! ¡Cabro, hijueputa, cerote! Me vino una llorade-ra tal que tiré la carta al fuego. Mientras veía arder las palabras, me juré entre hipos que a partir de entonces andaría con el ojo bien pelado, que no iba a consentir nuevas bandidencias.
Esto me sucedió hace cinco años. Como no hay caldo que no se enfríe, y en este tiempo no me he encontrado otro coyote del mismo cerro, hoy vivo toda tranquilona, aunque cada vez que me acuerdo de aquello me viene como una reventazón en el alma. De todo se aprende, y ahora soy una experta distinguiendo entre la gente que habla con el corazón y la que solamente lo hace del diente al labio. Eso sí: desde entonces a este sol, nunca he ido a tiendas preaporté. Lo que necesito lo compro en los chinos, feliz de la vida, aunque he de reconocer que, hace tres semanas, casi pierdo los nervios:
–¿De cuántos centímetros quiere el tacón? –me preguntó el chino.
–¡Púchica! –le grité–. ¡Nada de tacón! ¡Zapato plano! ¡Zapato plano!



Foto: Gonzalo Gallardo
Texto:BATANIA / NEORRABIOSO
Los zapatos de tacón, La poesía ha vuelto y yo no tengo la culpa,
Madrid, 2014, págs. 101-103 

lunes, 20 de octubre de 2014

Ana


Negros ojos negros.
El mundo se abría
sobre sus pestañas
de negras distancias.
Dorada mirada.
El mundo se cierra
sobre sus pestañas
lluviosas y negras.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Miguel Hernández

lunes, 13 de octubre de 2014

ser mujer


Y Dios me hizo mujer

Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos, nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Gioconda Belli

lunes, 6 de octubre de 2014

ausencia


Ausencia

Cuarenta metros cúbicos de soledad, el cuarto.                             
El abrigo de la percha, ahorcado,                            
el sombrero en la mesa, como un cráneo,                         
los zapatos,                      
uno delante de otro, echando el paso.
Y una escarpia negra posada en lo blanco.
        


Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Rosa Chacel 

lunes, 29 de septiembre de 2014

en lo oscuro


"Y en la profunda oscuridad
permanecí largo tiempo atónito,
temeroso...
Soñando sueños que ningún
mortal se haya atrevido a soñar jamás
."
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Edgar Allan Poe

lunes, 22 de septiembre de 2014

cartografía de tu cuerpo


Protegido en Betania
por los altos auspicios de una gentil higuera.
me acorraló en la siesta
el cetrino moscón de tu hermosura.
No tenía yo ánimo
de estar más tiempo ausente de mis lares.
Pero me diste vinos
de sabor delirante,
asilo amplio y sólido
en el vasto diván de tus secretos
delicados y oscuros.
Y lo que más se impuso
a mi ignara experiencia:
la sublime lectura
de tus huesos erguidos,
que han ilustrado, fieles desde entonces,
mis ojos y mis lágrimas.
Párvulo fui,
por un día, en Betania.



Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Vicente Núñez

lunes, 15 de septiembre de 2014

sin nada (cuento ácido)


SIN NADA


Me levanto temprano y me voy al chino de la esquina para saludar a los gatos que mueven la patita de arriba a abajo, como Hitler. Dan suerte y yo soy muy crédulo: una vez me creí que el ser humano era bueno por naturaleza y que regalar era mejor que ser regalado. Luego vuelvo a casa tras robar algo en el supermercado y disfrutar el colocón de adrenalina que te recorre el cuerpo cuando cruzas la puerta del comercio. Subo en ascensor, aunque vivo en un primero, porque yo también pago la derrama, y me pongo a mirar los grajos que revolotean frente a mi ventana. Yo soy más de cuervos. Me encanta encontrar o cambiar de sitio cosas brillantes por si vienen malos tiempos. No encuentro mucho sentido a nada pero al menos intento ser sincero y admito que la única patria que encuentro son esos momentos en los que te enciendes un cigarro para que aparezca de una vez un taxi.

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Carlos Alonso Callero

lunes, 8 de septiembre de 2014

la vida es dura (pero me gusta)


La noche entera
con un hacha
me ha golpeado el dolor,
pero el sueño
pasó lavando como un agua oscura
piedras ensangrentadas.
Hoy de nuevo estoy vivo.
De nuevo
te levanto,
vida,
sobre mis hombros.

Oh vida, copa clara,
de pronto
te llenas
de agua sucia,
de vino muerto,
de agonía, de pérdidas,
de sobrecogedoras telarañas,
y muchos creen
que ese color de infierno
guardarás para siempre.

No es cierto.

Pasa una noche lenta,
pasa un solo minuto
y todo cambia.
Se llena
de transparencia
la copa de la vida.
El trabajo espacioso
nos espera.
De un solo golpe nacen las palomas.
Se establece la luz sobre la tierra.

Vida, los pobres
poetas
te creyeron amarga,
no salieron contigo
de la cama
con el viento del mundo.

Recibieron los golpes
sin buscarte,
se barrenaron
un agujero negro
y fueron sumergiéndose
en el luto
de un pozo solitario.

No es verdad, vida,
eres
bella
como la que yo amo
y entre los senos tienes
olor a menta.

Vida,
eres
una máquina plena,
felicidad, sonido
de tormenta, ternura
de aceite delicado.

Vida,
eres como una viña:
atesoras la luz y la repartes
transformada en racimo.

el que de ti reniega
que espere
un minuto, una noche,
un año corto o largo,
que salga
de su soledad mentirosa,
que indague y luche, junte
sus manos a otras manos,
que no adopte ni halague
a la desdicha,
que la rechace dándole
forma de muro,
como a la piedra los picapedreros,
que corte la desdicha
y se haga con ella
pantalones.
La vida nos espera
a todos
los que amamos
el salvaje
olor a mar y menta
que tiene entre los senos.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Pablo Neruda

lunes, 7 de julio de 2014

Venus y el mar




"Me aplasta la hermosura
de los cuerpos perfectos"
"Ideario". F. M. Ortega Palomares 


"Todas las cosas del mar pertenecen a Venus: las perlas y las conchas, y el oro de los alquimistas, y las algas y el olor salobre de las mareas muertas, el verde del agua cerca de la costa y el morado más afuera, y el gozo de las distancias, todo esto es de Venus, pero ella no sale del mar para todos nosotros. Ella salió para Coverly por la puerta giratoria de una tienda de bocadillos, donde él había ido a tomar algo después de las clases del Instituto MacIlhenny. Era una muchacha delgada y morena, que se llamaba Betsey MacCaffery; Criada en las malas tierras del norte de Georgia, era huérfana."
Fotos: Gonzalo Gallardo
Texto:Crónica de los Whapshot, John Cheever


lunes, 30 de junio de 2014

las ventanas


El arte de ser feliz

Hubo un tiempo en que mi ventana se abría
sobre una ciudad que parecía ser hecha de tiza.
Cerca de la ventana había un pequeño jardín cuasi seco.
Era una época de sequía, de tierra pulverizada,
y el jardín parecía muerto.
Mas todas las mañanas venía un pobre con un balde,
y, en silencio, iba tirando con una mano unas gotas de agua sobre las plantas.
No era un riego: era una especie de aspersión ritual, para que el jardín no muriese.
Y yo miraba a las plantas, al hombre, a las gotas de agua que caían
de sus dedos flacos y mi corazón quedaba completamente feliz.
A veces abro la ventana y encuentro al jazminero en flor.
Otras veces encuentro nubes espesas.
Avisto niños que van para la escuela.
Pardales que saltan por el muro.
Gatos que abren y cierran los ojos, soñando con pardales.
Mariposas blancas, de dos en dos, como reflejadas en el espejo del aire.
Maribúes que siempre me parecen personajes de Lope de Vega.
A veces, un gallo canta.
A veces, un avión pasa.
Todo está exacto, en su lugar, cumpliendo su destino.
Y yo me siento completamente feliz.
Mas, cuando hablo de esas pequeñas felicidades ciertas,
que están delante de cada ventana, unos dicen que esas cosas no existen,
otros que sólo existen delante de mis ventanas, y otros,
finalmente, que es preciso aprender a mirar, para verlas así.


Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Cecilia Meireles

lunes, 23 de junio de 2014

las máscaras


No me gustan las máscaras exóticas
Ni siquiera me gustan las más caras
Ni las máscaras sueltas ni las desprevenidas
Ni las amordazadas ni las escandalosas.
No me gustan ni nunca me gustaron
Ni las del carnaval ni la de los tribunos.
Ni las de la verbena ni las del santoral.
Ni las de la apariencia ni las de la retórica.
Me gusta la indefensa gente que da la cara
Y le ofrece al contiguo su mueca más sincera
Y llora con su pobre cansancio imaginario
Y mira con sus ojos de coraje o de miedo.
Me gustan los que sueñan sin careta
Y no tienen pudor de sus tiernas arrugas
Y si en la noche miran/ miran con todo el cuerpo
Y cuando besan/besan con sus labios de siempre.
Las máscaras no sirven como segundo rostro
No sudan/no se azoran/jamás se ruborizan
Sus mejillas no ostentan lágrimas de entusiasmo
Y el mentón no les tiembla de soberbia o de olvido
¿quién puede enamorarse de una faz delegada?
No hay piel falsa que supla la piel de la lascivia
Las máscaras alegres no curan la tristeza
No me gustan las máscaras, he dicho.

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Mario Benedetti 

lunes, 16 de junio de 2014

el amor del lobo y otros remordimientos


EL AMOR DEL LOBO Y OTROS REMORDIMIENTOS

Para nosotros, comer y ser comidos pertenece al terrible secreto del amor. Sólo queremos a la persona que podemos devorar. A la persona que amamos sólo soñamos en comérnosla. Es una historia bellísima, la del propio tormento. Porque amar es querer y poder comer y detenerse en el límite. En el mínimo latido entre el brinco y el acecho brota el miedo. El brinco estaba ya en los aires. El corazón se detiene. El corazón arranca de nuevo. Todo en el amor está vuelto hacia esta absorción. Al mismo tiempo, el verdadero amor es un no-tocar, pero casi-tocar de todos modos. Devórame, amor mío, de lo contrario te devoraré. El miedo a comer, el miedo de lo comible, el miedo de aquél de ambos que se siente amado, deseado, que quiere ser amado, deseado, que desea ser deseado, que sabe que no hay mayor prueba de amor que el apetito del otro, que se muere de ganas de ser comido y se muere de miedo ante la idea de ser comido, que dice o no dice, pero significa: te lo suplico, devórame. Quiéreme hasta el tuétano. Y sin embargo arréglatelas para dejarme vivir. Pero a menudo se transpone, porque se sabe que el otro no devorará finalmente, y se dice: muérdeme. Firma mi muerte con tus dientes.

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto:  Hélène Cixous- Argelia 

lunes, 9 de junio de 2014

espejismo


"La cura para todo es agua salada:
sudor, lágrimas o el mar."
ISAK DINESEN
ESPEJISMOS

¿Barco en el mar o en el alma?...

(¿Dónde encontraré equilibrio
de luz, para mi balanza?)

¿Puerto del tiempo o del sueño?...

(¿En donde comenzarán
los límites de mi cuerpo?)

¿Soledad o soledad?...

(Repite el eco en la noche:
"¡Soledad y soledad!"...)

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Emilio Prados

lunes, 2 de junio de 2014

cerró los ojos


Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.

Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Blas de Otero

lunes, 26 de mayo de 2014

miedo


No mires a los ojos de la gente
me dan miedo, mienten siempre
no salgas a la calle cuando hay gente
¿y si no vuelves? ¿y si te pierdes?

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Golpes Bajos

lunes, 19 de mayo de 2014

la paloma


Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche, la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era su blusa;
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Rafel Alberti

lunes, 12 de mayo de 2014

sus pies descalzos


Fueron sus besos,
lo sé.
Ese no parar
de abarcarme
la boca y de
merendarme el
cuerpo.
De rizarme
las estrellas y
el pelo y,
sobre todo,
tejer
un mundo
sin espinas
para mis pies
descalzos.

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Yolanda Saenz Tejada

lunes, 5 de mayo de 2014

mi único fruto

"Porque aquel ángel fieramente humano
no crea mi dolor, y así es mi fruto
llorar sin premio y suspirar en vano."
GÓNGORA



Después de besarla por primera vez la miró a los ojos y le dijo: “No te voy a hacer daño”. Lo que no supo calcular en ese instante arrebatador era que no sólo bastaba su voluntad para cumplir ese propósito.
El destino resultó burlón, y se empleó a fondo con ellos. Tras el cúmulo de impedimentos, trastornos y problemas con  los que fueron obsequiados por la vida cotidiana; cuando nada peor podía pasarles, pasó que él fue destinado no ya a otra ciudad sino casi a otro mundo.
Condenados a vivir amándose sin verse, el dolor se hizo insufrible. Y resultó que no era nada agradable estar loco de amor. La salud se resintió, los cuerpos enfermaron, pero quedó el dolor, intenso y puro.


Un amoroso fruto que los mantuvo unidos de por vida.
Foto y texto:  Gonzalo Gallardo

lunes, 28 de abril de 2014

el primer pitillo del día


Porque fue triste cuando joven
siempre pensó que alguna vez
iba a sentir la suavidad
de una mirada de unos labios
sobre su piel desheredada.
Pero los días ensuciaron
sus esperanzas sus zapatos
con el polvo del abandono
que hallaba en todos los caminos.
Hoy la anarquía de las sábanas
y el revuelo de sus cabellos
la devuelven a la alegría
de una infancia entre los olores
de un jardín que nunca olvidó
desde el que oía oscuros trenes
que escapaban hacia la noche.
Y ahora descubre que ese roce
de unos labios sobre sus labios
es la enmienda que le atribuye
algún dios o tal vez la suerte
por tantos años desabridos
sin escuchar aquellos trenes
ni ser feliz entre la sombra.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: José Agustín Goytisolo

lunes, 21 de abril de 2014

abril


  ABRIL

Juega el viento de Abril gracioso y leve
Con la cortina azul de mi ventana:
Da todo el sol de Abril sobre la ufana
Niña que pide al Sol que se la lleve.

En vano el Sol contemplará tendidos
Hacia su luz sus brazos seductores,
Estos brazos donde cuelgan las flores
Como en las ramas cuelgan los nidos.

También el Sol, también el Sol ha amado
Y como todos los que amamos, miente:
Puede llevar la luz sobre la frente,
Pero lleva la muerte en el costado.

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: José Martí

lunes, 14 de abril de 2014

ángeles


"Tras aquel viaje larguísimo por fin llegamos a la costa. Era 7 de Julio. Nuestro coche ya descansaba como un caballo fatigado en el aparcamiento y tú propusiste que nos diéramos el primer baño. De ese momento lo que más recuerdo son tus tobillos caminando por la arena unos metros por delante de mí. Dios, sólo te faltaban las alas. Eras un ángel. Siempre me preguntaba qué habrías visto en mí, por qué tanta suerte de encontrarte. Vivimos tres semanas increíbles en aquel pueblo de la costa con sus pescadores y sus casas blancas. Creo que era la primera vez que me veía con alguien a mi lado, pasando las horas en silencio, sabiendo que todo estaba bien, sin necesidad de hablar. Luego por las noches nos reíamos y bebíamos vino y comíamos los regalos del mar. Fue la última noche. Recostada sobre mi pecho dijiste: ¿Sabes por qué te quiero? Porque sé que caminas detrás de mí para mirar mis tobillos y en esos instantes me haces pensar que sólo te faltan las alas."

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Marwan

lunes, 7 de abril de 2014

adiós


¿Miras este gigante corpulento
que con soberbia y gravedad camina?
Pues por de dentro es trapos y fajina,
y un ganapán le sirve de cimiento.

Con su alma vive y tiene movimiento,
y adonde quiere su grandeza inclina,
mas quien su aspecto rígido examina,
desprecia su figura y ornamento.

Tales son las grandezas aparentes
de la vana ilusión de los tiranos,
fantásticas escorias eminentes.

¿Veslos arder en púrpura, y sus manos
en diamantes y piedras diferentes?
Pues asco dentro son, tierra y gusanos.

Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Francisco de Quevedo

lunes, 31 de marzo de 2014

la primavera encarcelada


MI TRAPILLO

Dices que es por este maldito calor
que te deja tirada y sin brillo (un trapillo me dices),
pero yo sé que no.
Es el aire que llega cargado de esplendor
y el dulzón despertar de la huerta.
Es el sol con su añorada calidez.
Y esa luz.
¡Esta luz que llueve vida!
Las ganas de sal, de mar, de echar el cuerpo al sol sin más.
Los días largos, larguísimos.
Son esas cosas las que educan tu tristeza
dispuesta desde siempre a dejarse engordar
por cualquier primavera. Solo es eso,
la primavera te mata.
(Nada extraordinario.)
.



Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Vega cerezo

lunes, 24 de marzo de 2014

el huerto abandonado


¿Sabes?
Cuando me lo creo
soy capaz de hacerlo
muy mal.
Y luego no sé qué me duele más:
si el dolor físico o el otro.
Y al fin lo único que me queda de ti es tu olor
impregnando mi piel y mis labios.
Y un hueco terrible y oscuro
dentro de mi mente.
Entonces prometo por enésima vez
modificar comportamientos,
disciplinar emociones,
no volver a ser YO nunca más.
..
Foto y texto: Gonzalo Gallardo

lunes, 17 de marzo de 2014

siempre marejada


SIEMPRE MAREJADA

Ahora que somos olas sin espuma,
rumor y no fragor.
Mar en calma.

Ahora que el mundo palpita sereno
y las pleamares y bajamares
suceden a su ritmo natural.

Ahora que todo es en su exacto modo,
añoro nuestra agitación

más que nada en este mundo.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Vega Cerezo

lunes, 10 de marzo de 2014

vergüenza


De trabajo en trabajo, el siguiente peor que el anterior.
Pronto vendrán, pensaba, tiempos mejores.
Todo cambiará y yo tendré mi cachito de sol.
Pero un día la cadena se rompió: ya no tendría mas trabajo.
La búsqueda, la angustia.
Más miseria si cabe.

Y al final la calle.
Pedir limosna.
La vergüenza.
El miedo a ser reconocida.
Me tapo la cara.

Soy invisible, no me veis… y yo tampoco quiero veros.

Foto y texto: Gonzalo Gallardo

lunes, 3 de marzo de 2014

para Irene


Palabras para Julia



Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Un hombre solo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otros hombres.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.






Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: José Agustín Goytisolo