Profanaciones
Dios te
salve, Señora de los ojos tristísimos,
llena eres
de gracia, el Amor es contigo.
Bendita tú
eres entre todas las mujeres,
entre las
potestades, ángeles y luciérnagas,
y bendito es
el fruto que tu vientre me ofrece
como una
rosa tibia y desvalida.
Salve,
Señora de
los pechos de sedosos estigmas,
llena de
resplandores de la carne. Contigo
es el fuego
celeste que me arrasa. Bendita
eres todos
los días con sus noches. Bendita
la herida de
tu nombre clavándose en mis versos.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Josefa Parra Ramos