Fueron sus
besos,
lo sé.
Ese no parar
de abarcarme
la boca y de
merendarme
el
cuerpo.
De rizarme
las
estrellas y
el pelo y,
sobre todo,
tejer
un mundo
sin espinas
para mis
pies
descalzos.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Yolanda Saenz Tejada