SIN NADA
Me levanto temprano y me voy al chino de la esquina para
saludar a los gatos que mueven la patita de arriba a abajo, como Hitler. Dan
suerte y yo soy muy crédulo: una vez me creí que el ser humano era bueno por
naturaleza y que regalar era mejor que ser regalado. Luego vuelvo a casa tras
robar algo en el supermercado y disfrutar el colocón de adrenalina que te
recorre el cuerpo cuando cruzas la puerta del comercio. Subo en ascensor,
aunque vivo en un primero, porque yo también pago la derrama, y me pongo a mirar
los grajos que revolotean frente a mi ventana. Yo soy más de cuervos. Me
encanta encontrar o cambiar de sitio cosas brillantes por si vienen malos
tiempos. No encuentro mucho sentido a nada pero al menos intento ser sincero y
admito que la única patria que encuentro son esos momentos en los que te
enciendes un cigarro para que aparezca de una vez un taxi.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Carlos Alonso Callero