MI TRAPILLO
Dices que es
por este maldito calor
que te deja
tirada y sin brillo (un trapillo me dices),
pero yo sé
que no.
Es el aire
que llega cargado de esplendor
y el dulzón
despertar de la huerta.
Es el sol
con su añorada calidez.
Y esa luz.
¡Esta luz que
llueve vida!
Las ganas de
sal, de mar, de echar el cuerpo al sol sin más.
Los días
largos, larguísimos.
Son esas
cosas las que educan tu tristeza
dispuesta
desde siempre a dejarse engordar
por
cualquier primavera. Solo es eso,
la primavera
te mata.
(Nada extraordinario.)
.
Foto: Gonzalo Gallardo
Texto: Vega cerezo